La historia de Kyantati
¿De dónde viene ese kitsune hembra
llamado Kyantati? ¿En serio quieren saber? Les contaré…
Hace varios años atrás en un bosque
mágico, lleno de vegetación…
Había nacido una camada de zorros rojos
muy bonitos, eran cinco en total, papá zorro había llegado de cazar algo para
mamá zorra, que había tenido un trabajo de parto que le había producido mucho
cansancio.
Cuando los vio papá zorro, vio algo raro,
la única hembra de la camada, había nacido de color blanco, pero eso no era
todo, había nacido con una particularidad, aparte de ser una zorra roja de
color blanco como la nieve… tenía dos colas, era la única con dos colas,
blanca, hembra y de dos colas.
La noticia llego lejos en el bosque, muy
lejos, incluso a oídos de seres mágicos que se pensaba que no existían.
Papá y mamá zorro, habían ocultado a su
hija por vergüenza, pensaban que era una especie de maldición o mal chiste de
la madre naturaleza.
Cuando los cachorros ya había cumplido un
año y medio de edad, fueron visitados por un ser muy especial.
-Hola, ¿están en casa? No me hagan
esperar, soy un ser muy ocupado.-escucharon los zorros en su madriguera, sin
embargo salieron a ver quién les hablaba.
Salieron afuera y los estaba esperando un
gran y viejo zorro blanco de nueve colas largas, de ojos rojo carmesí.
-¿Aquí nació una pequeña zorra de color
blanco y dos colas?
-Anciano kitsune, que sorpresa, ¿Que hace
alguien como usted por aquí?
-No me han respondido –dijo el anciano
con seriedad.
-Oh, discúlpenos, sí, nuestra hija… ¿Qué
nombre le hemos puesto a la pequeña querida? ¿Tati?
-¿No se llama Kyan?
-La llamaré Kyantati entonces para no
hacer más confusión… su hija es un ser importante… había una leyenda de que una
zorra de color blanco iba a nacer, Kyantati sal de la madriguera… - dijo el
viejo zorro legendario.
De la madriguera salió una simpática
raposa de color blanco nieve, de dos colas peludas y mullidas, miró al anciano
blanco y dijo:
-¿Quiere ver cómo me transformo en
humana?
-¡¿¡¿Que?!?! ¡No Kyan! no compliques más
las…- solo dijeron sus padres
-Encantado de ver eso pequeña –
interrumpió Kitsune.
Entonces Kyantati se convirtió en una
niña acorde a su edad, vestida con un pequeño vestido cruzado lleno de flores
que llegaba al piso. Como si fuera poco, lo hizo cambiar de color.
-Eres justo a quien buscaba, pequeña
Kyantati, ¿quieres venir a ser educada por mí? Tus padres pueden visitarte
cuando quieran, pero cuando te crezca la tercer cola, deberán despedirse de ti,
pues eres un ser como yo, vivirás un montón de años, casi tantos como yo.
-Acepto. –dijo la pequeña zorra blanca.
-Será como usted diga anciano Kitsune, no
teníamos idea de esto, pensamos que la naturaleza nos jugó una mala pasada,
pero vemos que es una bendición de cierto modo. –dijo papá zorro.
Luego de ese día, Kyantati o Kyan, fue
creciendo conforme pasaba el tiempo, mejoraba su repertorio de atuendos,
incluso algunos eran demasiado llamativos, raros y algunos ya no se podía decir
si eran ridículos o vergonzosos por no mencionar que algunos eran impensados o
casi irreales.
Sin embargo, sus atuendos la hacían pasar
desapercibida, incluso en algunos recintos eran bien recibidos, sobre todo en
aquellos de gente joven y algo distraídos, incluso tímidos, jugadores de juegos
algo raros y que también vestían como ella o interpretaban raros personajes muy
llamativos.
Kyan, a pesar de convertirse en humana,
no conseguía ocultar sus colas y sus orejas, o unas u otras, pero no ambas al
mismo tiempo… o colas u orejas, no había de otra manera.
Sin embargo, pasaba desapercibida, adornando
su cabeza con tocados de flores o pelucas e incluso sombreros, algunos pensaban
que sus orejas eran de mentira, ella tenía que aguantar los tirones
desgraciadamente…
¿Qué pasó con la tercera cola? Ese día,
papá y mamá zorro, fueron a ver a su hija por última vez, ellos aceptaban el
destino de su hija, no estaban tristes, pero si algo preocupados. El anciano
Kitsune, lejos de estar nervioso, estaba conmovido, había tenido una gran
alumna en ese tiempo.
Mientras Kyan en su forma humana abrazaba
a sus padres, su tercera cola apareció y terminó de crecer en poco tiempo, unos
pocos minutos.
-Papá, mamá, siempre voy a pensar en
ustedes, estarán en cada lugar que vea, cuando salga la luna ahí estarán,
cuando vea un farol prenderse, ahí los veré.
-Sé nuestro orgullo Kyan, ahora, ve y
cumple tu destino, ayuda a los demás seres, se gentil, se divertida, sé picara
y astuta como un zorro, sé una zorra mágica, una kitsune como el sabio anciano
de nueve colas.
Kyantati, con el paso de los años, fue
todo lo que le pidieron sus padres luego de despedirse, nunca dejó de jugar,
nunca dejó de tener amor en su corazón, nunca dejó de ser mágica en todo
aspecto de su vida.
Fin.
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