Los testigos y el consejo de la Jungla
Caminaba la zorra Kyantati por la jungla
viendo el paisaje, cuando de pronto llegó a un rio, en el cual Kundam la Jaguar
estaba sentada en su orilla con los pies en el agua y profundamente pensativa.
-Kun, ¿qué te sucede?- Preguntó Kyantati
-Oh, Kyan, me han votado para ser
guardiana de la jungla, junto con otra Jaguar, una amiga de la infancia.
-¡Pero esas son buenas noticias!
- Sí, lo son, pero sucede algo
-¿Que sucede? ¿Qué puede arruinar algo
tan bello y alentador?
-Debo presentar testigos que avalen mi
mérito, y no sé a quienes presentar, no sabría a quienes llevar a mi
evaluación.
-Un momento… -dijo la zorra y se puso a
pensar un instante.
Luego de unos minutos largos e incómodos,
se iluminó la mente de la astuta zorra.
-¡Ya sé! Sé a quienes llamar. –dijo y se
acercó a decirle una catarata de palabras al oído.
-¿Estas segura?
-Pero sí, estoy segura, confía en mí.
Pasaron dos días y ya era el día de
presentar los testigos al consejo de animales de la jungla. Estaban presentes
animales de todas las especies, monos, pájaros, jaguares, pequeños animales,
una gran reunión en medio de la jungla.
-¡Silencio silencio! Entramos en sesión –
dijo un viejo jaguar a toda la concurrencia.
Estaban ahí, Kundam la mujer Jaguar, Zanala
la otra candidata a guardiana y aún no había llegado Kyantati y los testigos de
Kundam.
Zalana, había presentado todos sus
testigos, muchos de los cuales la dejaban bien parada y con lo necesario para
obtener el puesto. Le tocaba el turno a Kundam, pero los testigos se demoraban.
-¡Kundam! ¿Dónde están tus testigos?
Recuerda que podemos dejar vacante y sin efecto tu candidatura. –le advirtió
uno mono.
-¡Momento! Permítanme pasar a mí y a los
testigos –dijo Kyantati que recién llegaba.
-¡Permiso concedido! Pasen, digan sus
nombres y que es lo que testifican.
Empezaron a pasar nada más y nada menos
algunos personajes algo inesperados.
-Fedrez patas blancas, guardián del
recinto de ancianos del gran bosque, Kundam ha ayudado en alejar cazadores de
mi bosque, nunca vi a alguien tan feroz y disciplinado como ella.
-Fleur la tejedora, maestra y señora de
los telares, Kundam me ha ayudado a salvar a varios seres mágicos de un
derrumbe de tierra en medio del bosque.
-Villkamuzta, señor de las tierras
heladas del norte, Kundam me ha ayudado en un crudo invierno recolectando
comida para los que necesitaban alimento.
-Kyantati la kitsune, maestra del disfraz
y espía al servicio de quien me contrate, Kundam me ayudado con varios
altercados, demostró ser eficiente en la lucha cuerpo a cuerpo y una implacable
luchadora de lo justo, aparte de preocuparse por sus hermanos y miembros de su
grupo de amigos.
La mujer-Jaguar no sabía que decir al
respecto, estaba helada, no sabía que todos ellos iban a aparecerse a ayudarla.
-Kundam, ¿todo esto es cierto? Responde,
está en juego tu futuro puesto. –le dijo un miembro del consejo.
-Consejo de la jungla, todo esto es
cierto y ustedes saben que no se me permite mentir, sí, ayudé a toda esta gente
e hice todo lo que ellos dicen.
-Bien bien, dejen que deliberemos,
Consejo, a debatir y considerar lo expuesto por ambas aspirantes.
El consejo se retiró y todo quedó en
silencio. Zalana se acercó a Kundam y le dijo:
-Kun, veo que trajiste unos testigos
mejores que los míos, no te culpo, yo también seré una guardián después de todo
-Zan, tu sabes que tengo amistades algo
raras.
-Kun, eso no importa, te considero una
gran compañera, no te veo como adversaria, sé que podemos llevarnos bien, por
algo nos han elegido a ambas, no creo que fueran a elegir dos rivales.
Zalana era una Mujer-Jaguar de mediana
estatura casi llegando a alta, de ojos grises, contextura mediana, piel algo
tostada en su forma de humana, tenía un año menos de edad que Kundam, en su
forma de Mujer jaguar y de humana, vestía con una falda de cuero tableada hasta
las rodillas y una armadura de cuero que
cubría su torso.
Luego de un largo rato, el consejo volvió
de su debate y deliberación, todos los presentes hicieron silencio.
-Muy bien, testigos, aspirantes a
guardianas, publico presente, llegamos a un acuerdo, los testigos presentados
fueron muy convincentes, los testimonios igual de buenos en ambos casos.
Había una tensión en el ambiente que
tranquilamente se cortaba con un cuchillo o tijera bien afilados.
Kundam y Zalana se pusieron una al lado
de la otra, en su forma de mujeres Jaguar, casi separadas por la distancia de
un cuerpo, sus colas felinas estaban inquietas.
-El consejo de la jungla decide
que…Zalana y Kundam son las nuevas guardianas, queridas Jaguares, reciban la
esfera facetada de cristal que demuestra que son las nuevas protectoras de este
lugar, la jungla o selva latinoamericana.
Todos los presentes vitorearon a ambas
mujeres, mientras dos monos le colgaban del cuello su distintivo y amuleto
protector.
Zalana y Kundam se fundieron en un abrazo
y se prometieron ser las mejores compañeras en esta nueva etapa de sus vidas.
Kyantati no pudo más de la alegría y
abrazó a ambas mujeres para felicitarlas con gran efusividad.
-En cuanto a Kyantati la Kitsune…
Todos los presentes hicieron silencio de
golpe.
-Kyantati la Kitsune, será la informante
de Zalana y de Kundam, le damos este nombramiento por que también reunió un
gran mérito para este puesto que ahora va a ocupar.
La zorra se quedó muda, pasados dos
minutos incomodos contados por reloj, la zorra dijo lo siguiente:
-¡Sí! ¡Por fin he llegado! Queridas
chicas, no saben lo alegre que estoy, por fin estaré en un trabajo para el cual
sirvo. ¡Gracias querido consejo!
Luego de esto, Kyantati, Zalana y Kundam
fueron a festejar, no sin antes despedirse de los testigos de Kundam que fueron
de gran ayuda. Fueron a la orilla del río comieron algunos animales que cazaron
y algunas otras cosas muy sabrosas.
Zalana y Kundam se convirtieron en las
nuevas guardianas de la jungla y Kyantati en la informante, espía y recolectora
de información, el grupo de tres mujeres, empezaba sus tareas en este momento
que estás leyendo este relato, ten cuidado de no caer en sus garras.
Fin.