Encuentro inesperado
Parte 1
La llegada
Era de noche en
un camino cercano a una mansión en el medio de la nada. Chantal, una chica francesa
de unos 27 años de pelo rubio, vestido negro largo abultado, estaba junto con
Anastasia, una chica rusa de pelo negro 28 años y vestido blanco victoriano,
ambas de 1,80 metros de altura ambas de piel blanca como una hoja de papel y
ambas brujas, preparaban las cosas necesarias y el circulo de invocación para
llamar a Demetrio el metalero.
-¿Estás segura de
que va a funcionar todo esto para que Demetrio aparezca?- Preguntó Anastasia.
-Más que segura-
dijo Chantal.
-¿Cómo lo sabes?
-Tú confía en mi-
concluyó la rubia.
En eso, mientras
acomodaban todo en el suelo, apareció de la nada Demetrio detrás de ellas, las
miró, se aclaró la garganta y finalmente dijo:
-No va a
funcionar, se los aseguro.
Ambas se dieron
vuelta enseguida y miraron al hombre sorprendidas, antes de emitir una sola
sílaba, un solo susurro, el metalero de 1,75 metros, pelo largo, barba de 3
meses, pantalón negro, borcegos de cuero y chaleco con una mano cornuta en la
espalda rodeada por un círculo, dijo otra vez:
-No va a
funcionar, porque ya estoy aquí mismo en cuerpo y presencia. Y si se lo
preguntan, aprendí a teletransportarme, ya que cuando me invocaban me
encontraba a veces en situaciones embarazosas, ya casi por ir a dormir, por
bañarme o sentado en el baño con los pantalones bajos y ya nadie se molesta en
levantar el tubo del teléfono para llamar.
-¿Y entonces cómo
sabías que te íbamos a invocar?- Indagó Anastasia en su acento ruso.
- Me quemaban las
orejas horrendamente de tanto que pronunciaron mi nombre ustedes dos.
-Ya que estás
aquí ¿quieres contarnos un poco de ti? - Dijo Chantal con una sonrisa en sus
labios tratando de ser alegre.
-Bueno, soy dueño
de dos fábricas, ya que prosperó mucho mi negocio de las bebidas alcohólicas,
tengo una de destilados varios como ginebra, whisky, vodka y anisados, y una de
bebidas fermentadas, como cerveza, hidromiel, sidra de manzana y de pera y
también de licores varios. Mi hobby es este de encargarme de seres paranormales
para no aburrirme…
-¡Chantal! Esto
es serio, ¡no hay tiempo que perder! –dijo Anastasia enojada.
-Tiene razón tu
amiga… ¿cuáles son sus nombres, por qué me necesitan y dónde demonios estamos? -
dijo Demetrio apretando los puños.
-Discúlpanos, yo
soy Anastasia, ella es Chantal, estamos en medio de la nada en una zona rural
de Francia y en aquella mansión lejana a 500 metros están mis padres y los de
ella secuestrados por un hombre con una maldición muy poderosa y no hay forma
de entrar por teletransportación. Y por sí parece una obviedad, es de madrugada
en este país.
-Demetrio,
encantado de ayudarlas, con permiso, voy a prepararme – dijo el metalero
sonriendo de costado.
Demetrio se dio
vuelta y se sentó en el suelo, revisó sus bolsillos, estaba su manopla negra,
su daga que clavó en el suelo, y un objeto que las señoritas vieron extraño.
Entendían que eso abultado era una manopla de acero pintada de negro con
símbolos mágicos, entendían que la daga era larga y de buen metal, pero… eso de
forma extraña… ¿qué era?
El metalero
desclavó la daga del suelo y empezó a frotarla sacando chispas contra ese
objeto raro y largo.
-¿Le sacas punta
a una… varita mágica de metal?- dijeron la rubia y la morocha.
-¿Qué? Oh, no es
una varita mágica, es una chaira encantada, es un objeto para asentarle el filo
y también afilar cuchillos, espadas, navajas y dagas, este bebé cortará el
espacio-tiempo si es necesario –dijo sin dejar de afilar ambos filos de la
daga.
Ambas mujeres
miraban asombradas el espectáculo. Terminada de ser afilada la daga, Demetrio
preguntó cuánto faltaba para el amanecer.
-Una hora por
reloj- dijo Anastasia.
-De acuerdo,
¡luego nos vemos! – fue lo último que pronunció el metalero desapareciendo en
el aire rumbo a la mansión.
Ambas chicas se
quedaron mirando la mansión lejana unos segundos y empezaron a caminar hacia
ella.
Fin Parte 1
No hay comentarios:
Publicar un comentario