Mapa de La Dimensión Mágica de Bosques

Mapa de la Dimensión Mágica de Bosques

  Mapa de la Dimensión Mágica de Bosques   La Dimensión mágica de Bosques, lugar donde habitan los seres tres esencias y algunos yok...

sábado, 27 de julio de 2019

Dos seres opuestos, Dos caminos opuestos


Era un día que estaba por terminar en un bosque espeso en algún lugar del continente americano, había un hombre de barba y pelo largo, vestido con un chaleco de jean con un parche en la espalda de una mano cornuta que caminaba por un sendero que se abría entre los árboles.
Por otro camino, venía un hombre-lobo medianamente joven, estaba bastante pensativo, serio y metido en sus cavilaciones, se lo veía algo preocupado.
En un momento, en un pequeño cruce, donde había un gran tronco tirado en el suelo, se detuvieron ambos en seco, se miraron a los ojos de forma penetrante. Pasados unos segundos incómodos, se unieron en un abrazo.
-¡Fédrez Patas Blancas! –dijo el hombre de barba.
-¡Demetrio Líceros! –dijo el hombre lobo.
-¡Por fin nos conocemos en persona! ¡Que grata sorpresa! -dijeron ambos al mismo tiempo.
Se sentaron en el gran tronco y empezaron a charlar amenamente, se contaron sus vidas, con todos sus altibajos y pormenores; como Fédrez llegó a guardián del recinto de los ancestros y Alfa en el consejo de lobos, como Demetrio llegó a ser un empresario de las bebidas alcohólicas y su hobbie de cazador paranormal.
Luego de una larga charla de algunas horas, Fédrez le preguntó a Demetrio:
-Tú que tienes habilidad con la producción de bebidas ¿Podrías ayudarme con algo?
-¿Con bebidas? Cómo no, dime que necesitas, talvez pueda fabricarlo.
-Necesito una bebida para mis ritos en la tribu, tiene que ser algo ameno, poco alcohólico y reconfortante, tómate el tiempo que necesites.
-De acuerdo, dame unos 3 meses para fabricarlo y nos volvemos a ver aquí mismo y te traeré tu pedido, ya que eres conocido, no debes pagarme nada, tómalo como una atención y un regalo.
Ambos estiraron la mano y cerraron el trato con un apretón de manos.
Demetrio llegó lo antes posible a su fábrica de fermentados y puso a trabajar a sus empleados, les dijo que separaran el fermentador que tenían para ocasiones especiales y que estuvieran atentos a sus indicaciones, pues no podían equivocarse ni en una sola cosa, todo tenía que salir perfectamente y sin errores.
Los tres meses pasaron volando, en el mismo tronco de la vez anterior y en el mismo bosque, Fédrez esperaba pacientemente con tres de los lobos de su manada la llegada de Demetrio.
El hombre de barba apareció cargando cuatro damajuanas de 10 litros de vidrio color verde, de a dos en cada mano. Las dejó en el suelo y le dijo a Fédrez:
-Aquí está lo prometido, te traje una vieja bebida llamada Cyser, es un hidromiel hecho en base de sidra o jugo de manzana, miel y levaduras, lo he especiado con canela, clavo de olor y jengibre y su nivel de alcohol es de un intermedio entre sidra y vino común.
Demetrio metió la mano en el bolsillo interno de su chaleco y sacó una pequeña botella que le alcanzó al lobo.
-bebe un poco, quiero ver si es lo que buscabas.
Los cuatro lobos se pasaron la botella mientras bebieron un sorbo cada uno, los cuales no pudieron ocultar su felicidad ante tal buena bebida.
-Es exactamente lo que buscaba, muchas gracias- dijo alegremente Fédrez, que mandó a cada lobo a cargar cada uno una damajuana.
-Gracias a ti lobo, gracias por confiar en mi buena fe y habilidad – dijo sonriendo Demetrio.
Ambos, hombre y lobo se abrazaron y dijeron de volver a verse para la entrega de los encargos venideros.
Caminaron en direcciones opuestas como hace meses, Demetrio ganó un amigo y otro cliente, Fédrez ganó la confianza de un humano y la pócima que necesitaba para sus ritos de guardián del recinto de los ancestros.

Fin

viernes, 19 de julio de 2019

Nosotros tus ancestros


Nosotros tus ancestros
Estaremos siempre ahí

Siempre tras tus huellas
Siempre a tu lado
Protegiendo a tu manada
Protegiendo tus pisadas

Sean de hombre
Sean de licántropo
Sean de lobo
Sean las tres cosas juntas

En grupo o en solitario
Tendrás nuestra protección
Tendrás nuestra presencia
Sentirás nuestros pasos a tu lado

Los treinta primeros
En el gran bosque
Dejaron sus huellas
Dejaron su primer aullido

Somos los ancestros
Somos los primeros
Somos los últimos
Somos uno somos todos

Grande es el legado
Grande es el bosque
Grande es nuestra hambre
Grande es la manada

No hay dioses
No hay maestros
Solo Alfas y consejo
Solo libres y compañeros
Solo amigos y cazadores

Nosotros tus ancestros
Estaremos Siempre ahí

martes, 16 de julio de 2019

¿Aún quieres una explicación?


¿Aún quieres una explicación?


Un joven muchacho llamado Gerardo había hecho un largo tramo dentro del bosque tratando de encontrar a aquel anciano que tanto le había sido nombrado por sus amigos. Tardó días dentro de la gran arboleda que se le presentaba, hasta que al final, lo localizó, era una choza de piedra, con techo de troncos y paja.
Golpeó las manos 3 veces para llamar, pero nadie contestó. Fue a tocar la puerta y antes de siquiera rozarla, esta se abrió y crujió lentamente en un quejido, como invitándolo a entrar, cosa que Gerardo hizo temerosamente, cuando de pronto, de afuera se escuchó un potente vozarrón.
-¡¿Quién te ha dejado entrar en mi morada?!- Bramó la potente voz que hizo que el muchacho cayera al suelo aterrorizado.
- ¿Quién te ha autorizado a irrumpir despreciable patán? –volvió a preguntar lo que ahora tenía la forma de un hombre.
-Disculpe señor, no era mi intención, venía en su busca para que me guiara hacia las ruinas aquí cercanas… bueno, si no es molestia para usted claro está.
El anciano lo miró de pies a cabeza y sin decir una palabra, dejó la cubeta con agua que había ido a buscar al arroyo, tomó su alforja y le dijo:
-Sígueme 
Emprendieron un viaje hacia las ya nombradas ruinas del antiguo palacio, el anciano marchaba a paso firme y rápido entre los grandes y viejos árboles, algo que llamó mucho la atención del muchacho, que trataba de igualar la velocidad del hombre, y como le gustaba ver las señas particulares de las personas, observaba detenidamente al anciano; pelo gris y largo, una barba aceptable para los… ¿70,80 años? No estaba seguro. Una túnica raída por el tiempo, manos huesudas y uñas largas que agarraban firme un cayado de nogal y algunos dibujos borrosos en sus antebrazos.
El anciano se detuvo en seco y señaló con su cayado el edificio a pocos metros. Esbozó una pequeña sonrisa al muchacho y dijo:
-Aquí tienes
-Pero, ¿no es peligroso continuar?
-Conozco el bosque y sé que no quieres ser comido por una de las fieras reinantes.
-Bien, sigamos –dijo el muchacho sin protestar
Ambos tomaron una antorcha y se adentraron al castillo.
Pasado un rato, el muchacho dejó de prestarle atención al viejo e intentó tomar otra ruta, abrió una puerta que daba a la cámara real y se adentró en ella.
Las puertas se cerraron de golpe y el muchacho, desesperado, empezó a golpearlas.
De pronto, una luz salida del techo iluminó una silla con su nombre inscrito en el respaldo y una figura espectral a su lado.
 El anciano abrió los ojos y miró la hoguera, ya estaba lista la cena. Se sacó las lagañas y se preparó para comer.
-Vaya sueño- se dijo, mientras se escuchaban gritos de ultratumba a lo lejos…

Fin