La fortaleza del este
Había pasado un buen tiempo luego del
encuentro con el chamán y la misma cantidad de tiempo con el espíritu helado
del bosque.
Tiempo después, Armel y unos seis osos
más se preparaban para viajar a la fortaleza del este, la que estaba a poca
distancia del bosque que fue quemado y del que se exiliaron los osos que ahora
estaban en el Gran Bosque.
El grupo caminó hacia el portal de viaje
entre bosques, el cual llevaba a cualquier lugar dónde uno quisiera ir, pues
los bosques estaban conectados entre ellos, sin importar la distancia.
Se adentraron al portal oscuro y lleno de
niebla, caminaron un buen tiempo y llegaron al otro lado, del bosque incendiado
solo quedaban algunos pocos árboles en pie y muchos chamuscados, a lo lejos, se veía la
fortaleza o ciudad fortificada.
El plan de Armel era tomar venganza por
lo ocurrido tiempo atrás, pero las cosas iban a ser diferentes a lo planeado.
Apenas se acercaron a la fortaleza, la
gran puerta de madera de dos hojas se abrió y de ella salieron varios osos
pardos, entre los cuales Armel reconoció a uno que tenía una cicatriz en un ojo
y un ojo ciego.
El oso tuerto de la cicatriz miró a
Armel, se paró en dos patas y le dijo:
-Me resultas conocido, te pareces a
Magnos Arctus… un momento… tú eres… - dijo el oso con una lágrima en el ojo sano.
-Soy Magnos Arctus Segundo, Ahora llamado
Magnos Armel… ¿tío Burno? ¿Eres tú?
- ¿Magnos hijo? ¿Armel? ¿Tú eres el
famoso heredero de aquel viejo oso? ¡Oh! ¡Osos! ¡Salgan todos! Tenemos una
historia que oír, cuéntanos que pasó.- Terminó de decir Burno y abrazó a Armel.
Salieron al menos nueve osos de la
fortaleza y se saludaron los que venían con Armel y los que estaban en la
fortaleza con Burno, hacía tiempo que no se veían.
Luego entraron a la fortaleza y vieron huesos
de humanos por todos lados, se acomodaron en un patio grande lleno de comida,
bayas, frutas, animales pequeños y enormes salmones.
Burno entonces escuchó la historia de
Armel, que fue contada con lujo de detalles; la muerte de Magnos padre, el
exilio, como Armel se transformó con Luna, como llegó al Gran Bosque, las
maravillas que había en ese lugar, su prueba espiritual con el chamán, el duelo
con el frío y demás pormenores.
Luego de esto, le tocó el turno a Burno
de contar su historia.
-A nosotros diez nos habían apresado en
jaulas y traído a desollar, para quedarse con nuestras pieles y comerse nuestra carne, pero no contaban con
que éramos los más feroces, apenas nos dejaron en un lugar a todos y se hizo la
medianoche, empezamos a romper las jaulas y correr por todo el lugar, no fuimos
rivales, ni para los arqueros ni para los lanceros ni para los guardias del
regente. Rompimos armaduras, cotas de malla, asesinamos a todo humano que se
nos acercó, los perros que ellos tenían huyeron todos y los pocos que vimos al
otro día, fueron encontrados fuera de
sí, neuróticos y con un terror en sus ojos que no parecían los tan temidos que
se creían ellos. Poco después, nos quedamos a vivir en la fortaleza, decidimos
que el bosque chamuscado ya no era nuestra casa.
Entonces se hizo un silencio y Armel dijo que iba a mostrar su nueva condición de
ser nuevo, empezó a cambiar gradualmente de oso a cuerpo de hombre oso, solo
dejando sus garras y cabeza de oso, luego cambió a su forma de humano, alto,
corpulento, de pelo corto, barbudo y vestido con pieles.
Burno lo miró, y dijo:
-Así que por eso te llamas Magnos Armel,
el líder de los osos, mírenlo bien osos, todos nosotros, le debemos honor y
respeto al hijo y legítimo heredero de Magnos Arctus, todos nos inclinamos ante
ti, Magnos Arctus Segundo, ahora llamado Magnos Armel, imponente líder, deja
que te sigamos, todos somos tu aliados, salve el líder de los osos, salve
Armel.
Esas palabras que pronunció Burno, eran
las que se pronunciaban cuando se reconocía un alto mérito entre los osos, que reconocen
un gran mandatario, nadie excepto Armel merecía tan alto reconocimiento, luego
de esto, todos los presentes lo reverenciaron y Armel pronunció unas palabras.
-Querido tío Burno, no esperaba toda esta
situación, siento que me he ganado el respeto de todos los presentes y todos
los que me siguieron en exilio, quiero hacerte una propuesta, que tú seas el
representante de esta fortaleza y del bosque donde nacimos todos. Ustedes ahora
son los osos de la fortaleza del este y guardianes del bosque quemado.
Burno y los demás osos, agradecieron tal
honor y estuvieron de acuerdo de ser nombrados de esa forma.
Armel y sus osos se quedaron a comer y
dormir en la fortaleza, al otro día, bien cerca del mediodía, Armel y sus seis
osos emprendieron el camino al Gran Bosque, no sin antes saludar a Burno y
todos los demás, los nuevos señores de la fortaleza del este y el bosque
quemado. Otro logro alcanzado, pensaba el líder de los osos, otra conquista en
su título de gran mandatario.
Fin.
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