El espíritu helado
Pasó un buen tiempo luego de la visita
del chamán a Armel el líder de los osos en el Gran Bosque, lo siguiente algunos
pensaban que no podía ser verdad, pero este bosque era mágico y todo era
posible.
Estaba Armel caminando con algunos de sus
osos de confianza de la gran manada de osos, cuando de pronto, al pasar por al
lado un gran pino, allí estaba, un espíritu del bosque, que se plantó enfrente
de Armel y le dijo:
-¿Así que tú eres el líder de los osos exiliados
del este?
-¿Quién pregunta? –le dijo en tono de
enojo el oso.
-Un espíritu del bosque, vengo a ponerte
a prueba.
Armel
dijo a sus osos que se pongan a cubierto pero les dejó ver toda la
situación.
-Dime querido oso ¿le temes al frio? ¿Has
visto el frio antes de hibernar? ¿Has podido enfrentarte a él? Ahora todos lo
sabremos.
Terminado de decir esto, empezó a ponerse
todo frio en el bosque, un frio muy fuerte, que calaba los huesos.
Armel, que sabía que esto era una prueba
más, se cambió a su forma de humano, empezó a estirar sus piernas y brazos,
peinó su barba con sus manos y se sonó sus nudillos.
La pelea era entre el espíritu del frio y
el gran oso, pero el frío le dificultaba moverse al oso.
-Quien no prueba sus límites, no sabe de
lo que es capaz –dijo el espíritu.
El oso convertido en hombre empezó a
moverse cada vez más rápido, parecía que el frio no le hacía nada, es más, le
daba más fuerzas, una vez que el hombre oso estuvo acostumbrado al frío, empezó
a correr hacia el espíritu y el espíritu lo esquivaba pero había un problema,
Armel estaba moviéndose a una velocidad que no era normal, para desgracia del
ente, el frio estaba del lado del oso.
La comitiva de osos que estaban
resguardados detrás de unos arbustos no daba crédito a lo que veían, un hombre
que estaba en su mayor comodidad en algo tan horrendo como el frio que solo un
oso polar podía soportar.
Llegado un momento, el oso se salió de la
vista del espíritu del frio y lo agarró por detrás en un abrazo de oso
totalmente fuerte con el que levantó por los aires al ente y el frío empezó a mermar hasta desaparecer.
-¡Basta! ¡Basta! ¡Has ganado! Suéltame-
dijo el espíritu del frio todo asustado que pensaba que el oso no iba a lograr
la prueba.
-¿Ya está? ¿Eso era todo? Déjame darte un saludo– dijo el hombre oso
agachándose y tiró por los aires al ente y este aterrizó en el suelo del bosque.
El ente se levantó del suelo de tierra y
felicitó a Armel por su fuerza y valentía.
Magnos Armel había entendido que en las
situaciones adversas algo se puede aprender y muchas cosas se pueden poner a favor de uno a pesar
de los contratiempos.
Los osos empezaron a hacer bullicio
alentando a su líder.
-¡Qué gran líder tenemos! Viva Magnos
Armel, ¡viva nuestro líder!
Luego de esto, los osos fueron a comer
algo en su región del bosque, comentaron lo sucedido con los demás de la manada
y los que oían la historia, iban a preguntarle a Armel, preguntándole si eso
era verdad, porque no podían creer que un hombre oso podía abrazar a un ente
incorpóreo y estrujar su cuerpo con un gran frío tan extremo en el ambiente,
solo el líder de los osos podía hacer tal hazaña, solo luego de confirmarlo, se
quedaban tranquilos escucharlo de boca de Armel, quien reía amistosamente, pues
el sí creía en sus propios relatos, porque él era su protagonista.
Fin
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