Parte 1 y Parte 2
El mejor de todos
Hansen, un perro
pastor alemán, estaba junto a su compañera Rita, una ovejera alemana y su amigo
Adam, un dobermann negro, echados frente a la chimenea buscando calor y pasando
un frio y crudo invierno de nieve blanca en la residencia de sus amos.
Hansen ya tenía
20 años de edad, pero aun podía moverse, aunque con un poco de dificultad, era
hijo de dos perros de raza pura, ganadores de concursos.
Mientras miraba
hacia una ventana, recordaba a su linaje canino, sus antepasados que sirvieron
en la milicia como perros de guerra, algunos parientes más cercanos como perros
al servicio de la policía. También recordaba las camadas de cachorros que tuvo
en su vida, los ladrones que atrapó irrumpiendo en su casa, aquella vez que
perdió un ojo enfrentando a un perro muy bravo siendo joven, cómo había
terminado de perro guardián en la casa de sus amos junto a Rita que llegó
muchos años después siendo cachorra y cuando el juguetón y algo bruto de Adam
lo trajeron de un refugio todo flaco y casi en los huesos.
Esa noche en
particular, sus dueños y los niños de la casa habían ido a dormir temprano y
los dejaron a los tres en la planta baja junto a la chimenea. De pronto, empezó
a haber una densa niebla en la sala de estar, y se apagó de golpe la chimenea.
Rita, Adam y Hansen estaban asustados, Rita y Adam ladraban a más no poder,
pero Hansen se quedó quieto con la cabeza apoyada en el suelo.
De la niebla
apareció una figura femenina vestida con una túnica negra que se acercaba a los
tres canes, de pronto, les habló a ellos con una voz calma
-Hansen, es tu
hora, he venido a buscarte.
Hansen pensaba si
había sido un buen perro en sus 20 años de vida perruna, la mujer adivinando su
pensamiento le dijo:
-No has sido un
buen perro, has sido el mejor de todos, es tu hora, acompáñame, ellos estarán
bien aquí, tienen una familia muy amorosa a fin de cuentas –dijo tiernamente la
dama.
Hansen se levantó
del suelo, esta vez sintiéndose muy liviano, caminó al lado de la mujer de
túnica negra que le acarició el lomo, de la niebla se abrió un portal blanco, y
los compañeros de Hansen empezaron a aullar, y Hansen los miró y les ladró por
última vez a sus amigos, miró su cuerpo tirado en el suelo por última vez, miró
al portal y se dispuso a cruzarlo.
Hansen ha regresado
Hansen llegó al
otro lado del portal, era un lugar blanco lleno de nubes y de perros de todos
los tamaños y razas haciendo distintas filas, ordenadas por seres con alas
blancas y túnicas del mismo color con anotadores y planillas en las manos.
Uno de estos
seres se acercó a Hansen y le dijo:
-¿Nombre
terrenal?
-Hansen
-Bien ¿cuál era
nombre con el que te llamaba tu madre cuando eras cachorro?
-Pompón negro
-De acuerdo,
¿tenías alguna ocupación en la tierra?
-Perro de la brigada
especial canina de la policía de la ciudad de Berlín, Alemania
El ser blanco
anotaba todo sin que se le escapara un detalle.
-Bien querido
Hansen, espera un rato que iré al archivo a ver qué puedo hacer por ti, da un
paseo por el lugar, luego te llamaremos.
El perro paseó
por todo el lugar, veía a muchos reunidos con humanos, a algunos saltando de
nube en nube, a otros orinando árboles, a otros masticando nubes, y a otros
haciendo fila para entrar a los Elíseos, otros comiendo frutas, otros panza
arriba al sol.
-¡Hansen! raza
Pastor alemán, preséntese aquí por favor – dijo una voz a lo lejos.
Al oír esto,
salió corriendo hacia a la voz y entró a una habitación blanca.
-Bien, revisamos
tu vida, has vivido un largo tiempo en la Tierra y todavía no tienes a un
humano aquí. Tenemos que darte a elegir, la primera opción es: puedes quedarte
aquí en el Cielo, vivir un descanso por toda la eternidad y esperar a un
humano.
-¿Cuál es la otra
opción? –preguntó Hansen sentado y moviendo la cola impaciente.
-La segunda opción es: puedes volver a la
Tierra, solo que para esto último, debes cambiar de raza, y no puedes volver
con la misma familia, debes estar con otros humanos.
-¿Puedo tener un
momento para elegir?
-Puedes tomarte
todo el tiempo que quieras, no tienes apuro, pero debes elegir bien, luego no
hay vuelta atrás – terminó de decir el ser blanco.
El perro meditó
un largo y harto rato. Analizó la situación profundamente.
-¿Y bien? ¿Qué
has decidido? – preguntó el ser de luz.
-Quiero volver a
la tierra, quiero ser un Mastín, y quiero que mi lugar de nacimiento sea en
Gran Bretaña.
-De acuerdo, pasa
por aquel portal.
Hansen caminó
decididamente y cruzó el portal que lo llevaba otra vez a la Tierra.
Cuando abrió los
ojos, estaba en una cesta en la puerta de una casa de familia.
Abrieron la
puerta de la casa y lo miró una mujer joven de unos 40 años de edad y un niño
de 7 años.
La mujer leyó la
nota que estaba en la cesta, y el niño le dijo a su madre:
-¿Podemos tenerlo
en casa?
-Claro que si
hijo, lo estábamos esperando, ve a llamar a tu padre y luego pensaremos un
nombre para él.
Hansen los miraba
con sus ojos de cachorro.
Hansen había
regresado a la Tierra, y estaba más que feliz de tener una nueva familia
cariñosa y de volver a ser perro.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario