Serpientes y calaveras por todo el terreno,
una chica de rubios cabellos como hilos de oro al
sol,
se
despertaba de un sueño interminable que
la había atormentado algunas horas
y ahora se había hecho realidad
el edificio; vacío y descuidado hacia crujir los
techos, puertas y ventanas de madera seca y vieja
la muchacha observaba esto mientras caminaba e
intentaba interpretar lo soñado.
La humedad y el polvo acumulados la hacían toser,
en tanto afuera el viento sacudía los arboles haciéndola sobresaltar,
ella aún no
entendía cómo llegó a ese tétrico lugar.
Luego de un rato, la chica entra en una cerrada y
gran biblioteca llena de tomos viejos llenos de tierra esparcidos por todo el
lugar,
con la poca luz que había, intentó leer los
títulos en los lomos de los libros pero no encontraba la respuesta que buscaba.
De pronto, patea un pesado ejemplar a sus pies,
con dificultad lo levanta y se sienta en un sillón
destruido por el paso del tiempo,
lo abre y ve una escena familiar, serpientes y
calaveras regadas por todo el espacio,
una joven de pelos rubios como el oro,
con un
pesado libro en las manos,
sentada en
un sillón destruido por el paso del tiempo…
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