Mapa de La Dimensión Mágica de Bosques

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viernes, 10 de julio de 2020

Villkamuzta, El lobo negro


Villkamuzta, El lobo negro

Dedicado a Juan Pablo Ramos, como regalo amistoso de tantos años de amistad.

Era un día de invierno en el gran bosque, todo estaba blanco de nieve, el guardián del recinto de los ancestros llamado Fédrez Patas blancas, estaba sentado en una roca meditando profundamente en su forma de hombre lobo, cuando de pronto, sintió la presencia de otro lobo de la tribu.
Abrió los ojos y vio a Enkera, uno de los ancianos del consejo que se le acercaba para hablar.
-Anciano Enkera ¡que sorpresa! ¿Qué lo trae por aquí? –dijo Fédrez
-Querido guardián, vine para darte una misión, debes llevar este mensaje y realizar un rito, ya que estás capacitado para ello. Debes ir tú solo, al bosque blanco del norte.
Fédrez trataba de recordar quien vivía ahí y abriendo los ojos a más no poder, le dijo al anciano:
-El único que vive en esa zona es…
-Villkamuzta – completó Enkera – debes llevarle el mensaje y volver con una respuesta favorable.
El anciano no dijo más nada, saludó a Patas Blancas y se retiró.
Fedrez leyó el rollo de papel que le fue entregado, preparó todo para el viaje hacia las tierras heladas del norte que estaban pasando el río enorme que dividía el gran bosque de las ya mencionadas tierras heladas, partió esa misma madrugada.
El viaje fue rápido, duró solo un día, Patas Blancas estaba acostumbrado a caminar largas distancias.
Llegó a las tierras heladas de noche con todo el suelo del bosque helado lleno de nieve y acercándose a unos matorrales sigilosamente, divisó un valle lleno de rocas grandes y en el medio una mujer lobo  de pelaje blanco cerca de una hoguera.
Curiosamente, sintió una presencia detrás de él que lo hizo mirar hacia atrás. Vio un gran hombre lobo de pelaje negro y dos cejas grises con sendas cicatrices marcadas en ambos ojos  y de grandes fauces que se le abalanzaba y lo llevaba con el rodado por el valle hasta casi llegando a la zona de la hoguera.
La mujer lobo observó a ambos lobos tontos forcejear y dijo:
-¡Villkamuzta! ¡Deja en paz a ese lobo!
-¿Qué? Solo saludo a un viejo amigo, ¿Cómo te encuentras Fédrez? –dijo el enorme ser tendiéndole la mano a Patas Blancas para levantarlo del suelo.
Luego de levantarse del suelo, Fédrez el lobo gris de patas blancas y Villkamuzta se abrazaron.
Patas Blancas llamó a su amigo con su nombre completo, el cual era: Villkamuzta el lobo negro de Cejas Grises
-Disculpa Fedrez, debo corregirte, ya no soy Cejas grises, abandoné esa parte de mi nombre cuando me exilié por mi cuenta, luego de que no pude salvar a mi padre, que era el Alfa de la manada en aquella misión fallida y a mi querida Dierena, recibí estas dos cicatrices en mis cejas de un casi mortal ataque,  así que solo nos llamaremos Fedrez y Villkamuzta.
-¡Oye! ¡Y yo pintada como muro verdad! –se quejó la loba blanca.
-Cierto cierto, Fedrez, te presento a mi compañera de vida, Tarillak la loba Ártica.
El lobo gris saludó a la blanca loba ártica y el lobo negro no le preguntó si se quedaba a comer, ya que era obvio por lo lejos de la ubicación de la cual provenía Fedrez.
Se sentaron los tres alrededor de la hoguera en su forma de hombres lobo, Tarillak era una loba blanca del Ártico que en su forma humana era de piel muy blanca, cabello gris, de ojos azules, alta y delgada. Villkamuzta era un enorme lobo negro del rio Yukón, como ya fue dicho, su seña distintiva eran sus cejas color gris cortadas por una cicatriz en cada una de ellas.
Villkamuzta había estado en estas tierras heladas  desde hace unos aproximados 7 años luego del exilio autoimpuesto por el mismo por la gran vergüenza sentida por el hecho ocurrido ya antes mencionado.
-¿Y a qué se debe la visita Fedrez? –quiso saber el lobo negro.
-Los ancianos del consejo de la Tribu de Lobos, me han enviado a nombrarte Alfa de esta zona junto con tu compañera, como forma de agradecerte por mantener protegidas estas tierras de intrusos, y siendo yo guardián del recinto de ancestros y lobo Alfa, tengo el poder de realizar la ceremonia. Aquí está el papel que avala lo que estoy diciendo.- dijo Fédrez alcanzándole el papel que le había dado el anciano del consejo.
-Felicidades lobo gris por tu nombramiento de Alfa.  Imagino el gran honor de que seas el guardián de los ancestros, déjame ver ese papel, acepto el ofrecimiento y tener el nombramiento oficial.
El lobo negro leyó atentamente en voz alta el rollo de papel que confirmaba todo lo dicho por Patas blancas.
Habiendo terminado de leer, Villkamuzta  se levantó del suelo y aulló con gran fuerza, siendo respondido por un gran coro de aullidos. De entre las rocas del valle, salieron al menos unos seis lobos negros y seis lobos blancos de ambos sexos, que se unieron a los tres lobos.
Ya todos reunidos, Fedrez les tomó el juramento a Villkamuzta y Tarillak, el cual fue el siguiente dicho al unísono por ambos lobos:
-Nosotros, Villkamuzta Dos Cicatrices y Tarillak La Blanca, juramos bajo nuestras vidas y hasta el último suspiro, proteger las tierras heladas del norte, servir a la Tribu de lobos, dejar descendencia y hacer justicia con nuestras garras y dientes si eso es requerido para cumplir nuestra misión como lobos Alfa.
-¡Vivan los nuevos Alfas, viva la Tribu de Lobos, vivan las tierras del norte! - Corearon todos los lobos presentes.
Estaba hecho, Villkamuzta fue recompensado con el título de Lobo Alfa, estaba exento de ir a las reuniones de la tribu de lobos y tenía otorgado el poder de hacer lo que viera necesario dentro de su territorio.
Al día siguiente, Fédrez fue saludado y despedido cordialmente por los dos flamantes Alfas de las tierras heladas del norte, quienes iban a proteger el territorio con todo su ser. Villkamuzta estaba más que feliz, pues tuvo una gran alegría luego de mucho tiempo de exilio.

Fin.

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