Parte 1
La tormenta y las armas
Era una noche de tormenta eléctrica y de lluvia torrencial,
la mujer estaba esperando en el medio de la nada a que él llegara, tenían que
ir al castillo que estaba allí a lo lejos.
De pronto, se escuchan unos pesados pasos pisar charcos de
agua y la joven mujer se da vuelta mirando a un barbudo metalero mojado hasta
los huesos que tenía su clásico chaleco de jean con una mano cornuta, una
camisa a cuadros roja y negra, una remera de Iron Maiden, botas de cuero y un
pantalón del mismo material que el chaleco, a quien le dice:
-Pensé que no llegabas con esta tormenta, Demetrio.
-No puedo teletransportarme con tormentas eléctricas tan
fuertes, caminé mucho bajo la lluvia pero aquí estoy, tú al menos trajiste algo
para no mojarte, suertuda –se quejó el metalero mirando a Milena tapada con un
largo sobretodo de cuero negro con capucha.
En ese momento dejó de llover y se miraron uno al otro,
Demetrio sonrió de costado y Milena se encogió de hombros.
La pelirroja se sacó la capucha de la cabeza dejando ver su
larga cabellera enrulada color zanahoria que le llegaba a las caderas y bajó el
cierre del sobretodo de cuero para ponerse más cómoda.
Estaba vestida con un catsuit negro que resaltaba sus
atributos femeninos, unas botas negras hasta la rodilla con al menos 5 hebillas
gruesas cada una y en su cuello tenía un choker de satín y terciopelo de color
negro y rojo al que le colgaba un pentáculo de metal, aparte de tener su
sobretodo de cuero aún puesto .
Cuando se dio cuenta, lo tenía a Demetrio mirándola de
arriba a abajo.
-¿Te gusta lo que ves o me extrañabas mucho? – dijo la
pelirroja.
-Veo que aun conservas el choker que te di aquella vez, han
pasado 3 años que no nos vemos, teníamos 33 y 42 años, ahora tenemos 36 y 45, si
tan solo contestaras las llamadas telefónicas…
-¿Tanto tiempo ha pasado? Bueno, el choker es una de las
pocas cosas materiales bonitas que me quedan en mi vida, luego de tantos dramas
y problemas que me causan las personas estúpidas que me cruzo en la vida. ¿Qué
armas mágicas has traído? - Dijo Milena como no escuchando que Demetrio le
recordara su edad, cosa que le molestaba que le recordaran.
El metalero sacó una espada de madera de ébano con forma de
katana de adentro de su chaleco y se la dio a Milena explicándole que los
encantamientos de las armas de metal fallaban con las tormentas eléctricas,
también diciéndole que su espada podía cortar el aire y tirar ondas de corte,
cosa que ella probó en ese momento si era verdad y al ver que pudo cortar dos
árboles casi sin esfuerzo, saltó de la alegría.
El metalero luego de ver eso, sacó un martillo de madera que
no pasaba de ser largo como un antebrazo.
-¿Eso vas a usar de arma? –preguntó extrañada Milena.
-Tú solo observa – advirtió confiado Demetrio.
El metalero dio un salto y el mango del martillo se alargó y
la cabeza del mismo creció también en tamaño. Lo hizo girar en el aire y
aterrizó en el suelo dando un bestial golpe que sacudió todo un rango de 5
metros y dejó un pozo en la tierra mojada al golpear la cabeza del martillo en
el suelo.
-¿Nos vamos ya?- Dijo el metalero sosteniendo el martillo
sobre su hombro el largo mango del mismo y mirando de costado a una sorprendida
Milena que solo pudo asentir y ponerse a caminar a la par del hombre.
Empezaron a caminar hacia al castillo, rogando que no
siguiera lloviendo, mientras sonaban fuertes truenos.
Fin Parte 1
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