Parte 3 y final
El fin y el comienzo
-Tú eres…
¡Salazar L’enfant! El hermano de Eleazar, ambos dos grandes mafiosos y faltos
de empatía –alcanzó a decir el metalero reconociendo la cara del que estaba
sentado en un gran sillón de piedra.
-El mismo, debo
decir que los esperaba, sobre todo a la bella Milena, la que debe enterarse que
yo maté a su madre para sacarle ese libro de magia que ahora me pertenece, lo
mismo tú libro de bebidas Demetrio, voy a vengar a mi hermano y a destruirlos a
ambos- dijo Salazar levantando una ametralladora apuntando al metalero y a la
pelirroja.
-¡Grandísimo hijo
de perra! ¡Tú mataste a mi madre! ¡Vas a pagar con tu muerte! – pronunció
Milena dando un salto a gran velocidad para acercarse a Salazar.
Salazar no pudo
ni reaccionar, de pronto le llovieron puñetazos y patadas de una gran fuerza en
sus articulaciones que se las quebraban golpes cada vez más poderosos y
violentos.
El metalero solo
pudo observar el espectáculo de golpes de la aguerrida pelirroja le daba al
hombre y el gran golpe de remate al centro del pecho que dio con todas las
fuerzas con el puño cerrado, que le partió el esternón y lo dejó en un alarido.
-¡Demetrio! Presiona
el botón de arriba de la estaca de plata y arrójasela al pecho.
-¡Ahí Voy! –dijo
el hombre arrojando al aire la estaca y dándole un soberbio martillazo para
impulsar la misma, que se clavó en el pecho roto de L’enfant y vació su
contenido en el cuerpo del que tenía todas las articulaciones rotas.
-¡JA JA JA JA eso
no va a servir! ¡Arrrgh! ¿Qué es esto? ¿Ajo y plata venenosa? ¡No! ¡Hijos de perra!
¡Agggh!
Eso fue lo último
que dijo Salazar L’enfant antes de morir envenenado por la plata liquida
esparcida por la rápida circulación que le causó el ajo en el torrente
sanguíneo.
-Adiós L’enfant –
dijo Demetrio agitando el brazo en el aire mientras sonaban fuertes truenos y
volvía a llover.
El metalero y la
pelirroja caminaron a la par del otro hacia la salida del castillo llevando
cada uno su correspondiente libro y mientras retomaban la conversación que
dejaron a medio camino en la pelea.
-¿Estás seguro
que quieres algo conmigo? – Preguntó Milena.
-Muy seguro, ya
lo dije, debo dejar ir a mi difunta esposa, ella debe descansar en paz, alguien
tengo que tener a mi lado, hacemos buena pareja en la batalla y al menos nos
complementamos en algunas cosas…
-Tienes razón, yo
ya estoy cansada de los idiotas, estaba insegura de preguntarte si querías
tener una pareja o novia, podemos intentarlo juntos ¿Qué tenemos para perder?
-Nada para
perder, tenemos mucho para aprender uno del otro.
- Aparte me
encantan los metaleros y los barbudos ¿somos novios?
-¡Más puntos a
favor tengo! De acuerdo, acepto.
Milena abrazó
cuerpo a cuerpo a Demetrio y apoyó su cabeza en su pecho.
-¿Demetrio? Está
lloviendo otra vez ¿Estás seguro de que no puedes teletransportarte desde
lugares cerrados?
-Deberíamos intentar,
quédate abrazada a mí.
El metalero al
fin tenía una compañera de aventuras y de vida, estaba contento de al fin tener
alguien a su lado después de tantos años de soledad. Ambos desaparecieron en el
aire camino a la casa de Demetrio y empezaron una gran relación entre ellos, ya
que estuvieron largo rato en soledad, y se merecían tener a alguien al lado.
FIN