Tu hora ha llegado, tu reloj de arena se vaciado,
he venido a reclamar lo que ahora es me pertenece.
No me pidas piedad, porque tu nunca la tuviste,
no me pidas otro dìa más para arreglar todo,
porque tu siempre se lo has negado a la gente que más te amó.
En la tierra que hoy pisas, te negaré el derecho a la vida,
cortaré tu hilo de plata y te despedirás de todo tu preciado mundo hecho de mentiras;
pero no te preocupes,
mi hoz está tan afilada,
que no experimentaràs,
ningún,
dolor.
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