Las dos guardianas de la Jungla
Era una mañana en la jungla, la zorra
Kyantati estaba de espía en otros lugares de este mundo.
Las dos guardianas, Kundam y Zanala, dos
fuertes mujeres jaguar que hace pocos meses ocuparon el puesto por mérito
propio de hazañas.
Kundam y Zanala caminaban por la jungla, observando todo a su
alrededor, en un momento, se sentaron debajo de unos árboles, se desperezaron y
estiraron sus cuerpos.
¿Qué decir de ellas dos? Ambas eran de
piel canela y de medianas a altas de altura, grandes de contextura, una llevaba
una armadura de cuero y la otra una de metal con partes de cuero, ambas con
faldas hasta las rodillas y botas de combate hasta la rodilla. El pelo de ambas
era de color negro.
Mientras descansaban debajo de los
arboles charlaban un rato sobre cosas personales.
-Kun…
-Dime Zan
-¿Extrañas algo de nuestras infancias?
-La verdad que no lo tenía en cuenta,
pero si, recuerdo cuando éramos pequeñas y hubo un descontrol con un grupo de
anacondas, nuestros padres no nos permitían salir de las cuevas para no ser
presa fácil.
-¡Que tiempos locos! ¡Anacondas! Bichos
raros si me preguntas.
Estuvieron un rato más debajo de los árboles,
hasta que les entró el hambre, gruñían más fuerte sus estómagos que ellas
estando enojadas. Decidieron ir por comida.
Caminaron un poco y consiguieron unos
roedores desprevenidos para comer, también algunas frutas.
Se pusieron a comer, no tardaron mucho en
terminar de comer, estaban muy hambrientas, luego de terminar de comer, se
fueron caminando al margen del rio más próximo.
Allí mojaron su pies y aprovecharon a
asearse un poco, ambas estaban sin sus armaduras, y se metieron hasta la
cintura en el rio, se bañaron un rato e incluso se tiraron agua una a otra en tono juguetón.
Una vez ya limpias y refrescadas,
salieron del rio se pusieron sus armaduras y las ajustaron.
En eso, llegaba Kyantati cansada de tanto
trabajo hecho.
-Kyan, ¿Qué nuevas noticias nos traes? –
Preguntó Zanala
-Hay movimiento de pájaros, nada del otro
mundo.
-Entonces no hay nada de qué preocuparse.
– concluyó Zanala
Luego de esto, las tres charlaron de
cosas de mujeres, y Kyantati les mostraba los últimos modelos de vestimenta que
vio el otro día en lugares lejanos.
-Que ropas tan locas que vistes Kyan,
¿eso se ponen las mujeres?
-Pareciera que sí, ¿pero quien soy para
decir que está bien y que mal?
Llego la noche y fueron a dormir, al otro
día, ambas mujeres jaguar se despertaron temprano para practicar combate entre
ellas, estaban muy parejas en habilidad.
Esto tranquilamente es un día en la vida
de las guardianas de la jungla de Latinoamérica. Si te ha parecido un relato
aburrido, no importa, tengo mejores para mostrarte, en otro momento habrá
mejores aventuras para contar, pero eso queda para más adelante.
Fin