Reencuentro inesperado
El oscuro perro de color negro, cola muy
peluda, orejas arrugadas, corbata blanca a la altura del cuello y dedos del
mismo color, se levantaba de su siesta en la nube de lluvia y bajaba por la
escalera de nubes pequeñas para mirar hacia abajo, hacia el bosque frondoso que
se mostraba al abrirse las nubes de lluvia.
Allí abajo, vió a una perra de mediana
estatura, algo gordita, de color negro, un muy corto rabo y orejas caídas hacia
adelante, y con una corbata blanca en el pecho, pero… esa corbata le parecía
conocida, más que nada por los puntos negros que tenía en ella.
-No puede ser… pasó mucho tiempo ¿será
ella?- se dijo el perro mirando con detenimiento.
-¡Por la cola de mi padre! ¡Es ella!
–terminó de decir el perro negro y se convirtió en una titilante esfera de
energía y bajó al bosque a una gran velocidad.
La esfera de energía se materializó otra
vez en un perro, se apareció detrás de un arbusto y se acercó con cuidado a la
perra, que estaba en esos momentos con la cabeza en el regazo de una mujer
rubia.
En ese momento la perra levantó la cabeza
de golpe y miró al perro negro.
-Un momento… ¡tú me pareces familiar!
- tu eres Say… ¡qué alegría verte! – dijo
el perro mientras le colgaba una lágrima
- anciano… ¿eres tú?
Se acercaron uno al otro, se olieron y al
reconocerse, se dijeron uno al otro:
-¡Rechoncha!
- ¡Anciano Negro!
Todo esto mientras la mujer de pelos
rubios estaba sentada en el suelo del bosque.
-¡Cuánto tiempo sin vernos!
-¿Cuándo llegaste?
-Hace unos pocos meses. Caí desplomada
del cansancio de la vejez y desperté aquí.
-¿Estas enterada que este es nuestro
lugar de descanso hasta que sigamos nuestro viaje por el universo?
-sí… lo sé… tengo una noticia para ti
-¿En serio? – dijo el perro con los ojos
brillosos de esperanza.
-¿Recuerdas, aquella mujer, de la familia
que compartimos ambos?
-Sí ¡cómo olvidar tan gentil señora!
-Bien, esta mujer rubia es su prima y la
señora viene todas las noches de visita a verla a ella y a mí, ellas llaman a
este lugar “el bosque encantado” es un lugar que se inventaron ellas como una
forma de seguir comunicadas a pesar de todo.
El perro pensó unos segundos y las miró a
ambas.
-¿Puedo… dejarles un mensaje para ella?
-Lo que quieras -dijeron la perra y la
señora rubia.
-Dile que el Negro la recuerda todos los
días y le ama como a su madre.
-Muy bien, pero… ¿no quieres hacerlo tú?
-Yo vivo en mis nubes, amo correr por
ellas, amo mirar hacia abajo y ver los paisajes maravillosos que se ven cuando
se abren las nubes, sin embargo, vendré de vez en cuando, no tengas dudas que
nos volveremos a ver. ¡Estamos en contacto!
-Lo mismo digo.
-¡Adiós! – dijo el perro negro y se
convirtió en una esfera de luz que hizo un vuelvo rápido hacia las nubes.
-¡Que buena noticia tenemos para Pur! –
dijo la perra lamiéndole la cara a la señora.
- Ya lo sé Saya, ella se pondrá contenta como
no te das una idea –dijo la señora mientras miraba al cielo entre los árboles y
le acariciaba el lomo a la perra negra, esa misma noche iba a darle una gran
noticia a su prima.
Fin