Era una noche de luna llena, sin nubes llena
de estrellas en el cielo en el viejo y gran bosque donde vivía La Tribu de
Lobos.
El concejo de Alfas estaba reunido en la
zona del bosque donde se iba a realizar el rito de los ancestros, una ceremonia
que se realizaba cada una cierta cantidad de años para obtener la sabiduría de
los difuntos y alguna que otra revelación, luego entre todos se compartían la
experiencia.
A esta ceremonia solo se le dejaba
participar a los miembros del consejo de Alfas, tanto machos como hembras,
alfas de cada una de las tribus, el grupo de sabios ancianos y los guardianes
del recinto de los ancestros, no se le permitía a ningún otro miembro de la
tribu participar, pues era una ceremonia privada.
En el recinto estaban todos y esta era la
primera vez que Ronévi (Medias Negras) y Fédrez (Patas Blancas) presidian la
ceremonia, estaban algo nerviosos por ser la primera vez que la realizaban,
pero la confianza de hacerlo bien estaba con ellos.
Tomando la palabra, Fédrez dijo a todo el
grupo:
-Queridos Alfas, vamos a dar inicio la
ceremonia de los ancestros, todos serán visitados por alguno de los que han
muerto de vejez o en batalla honorablemente, sigan las indicaciones de Medias
Negras y las mías.
Todos siguieron las siguientes
indicaciones: Se convirtieron en hombres-lobo, se sentaron de piernas cruzadas
y pasaron de uno a otro un recipiente lleno de una bebida que se usaba para
conectarse mejor con los seres del bosque y los elementos del mismo, cerraron los
ojos y empezaron a recitar un canto
guiado por Medias negras para entrar en trance.
Las hojas de los 30 árboles sagrados
empezaron a brillar a toda luz y un gran grupo de ellas bajaron y se colocaron
encima de cada uno de los Alfas, exceptuando a Ronévi y a Fédrez. El canto de
todos los presentes cesó y un gran silencio invadió el recinto.
Patas blancas se retiró a solas detrás de
un árbol y se sentó con las piernas cruzadas, luego de beber un poco de la
bebida que todos bebieron, menos Ronévi que lo vió hacer todo esto, ella recitó
unas palabras en voz baja y siguió cuidando a los que estaban en trance.
Fédrez cerró los ojos juntó las manos en
su regazo y empezó a respirar cada vez más despacio y profundo. Una vez
calmado, sintió una presencia delante de él que le empezó a hablar.
-Fédrez, mi pequeño lobito ¡despierta!
¿Reconoces mi voz luego de tanto tiempo?
El lobo abrió los ojos de golpe y vió una
loba gris de bigotes blancos como la nieve.
-Jin… Jinmaz (Bigotes blancos)… madre… ¿Qué
haces aquí?
-Esto es un regalo de tu compañera Medias
Negras que me dejó bajar de las ramas de los árboles sagrados.
-Madre… hace tiempo que no te veía – dijo
Patas Blancas antes de ser callado por Bigotes Blancos.
-Shhh, disfruta este corto tiempo que
estoy de vuelta entre los vivos, he visto que has llegado muy lejos, ya eres un
Alfa y un Guardián, no puedo estar más orgullosa de ti que en este momento,
vaya que has crecido y que feroz te has puesto y has encontrado a una bella y
comprensiva loba para que esté a tu lado y tú mismo mataste a uno de los
descendientes del que hizo la maldición. – Decía Bigotes Blancos sin dejar de
acariciar la cara de Patas Blancas.
-Madre, te extrañé, muchas gracias por
venir a verme ¿ellos se enterarán de que bajaste de los árboles? – dijo Patas
Blancas mientras le caían lágrimas de sus serios ojos que hace rato que no
lloraban, que su madre se encargó de secar a lamidas, luego de eso, le dijo:
-Nunca lo sabrán, esto es una cosa
especialmente para ti… ya debo irme, mi tiempo en este mundo se ha acabado,
recuerda, tu madre te ama, hasta la próxima mi pequeño lobito.
Ronévi empezó a recitar unas palabras para
sacar a todos del trance colectivo. Y Fédrez abrió los ojos, dándose cuenta que
fue un trance también lo suyo, se miró las garras de hombre lobo y se levantó
rápidamente, vió salir de encima de todas las cabezas de los Alfas las luces
brillosas que eran los ancestros que retornaban a los arboles sagrados.
Fédrez para disimular su ausencia, se
unió a la recitación de palabras de su compañera en un tono firme y decidido,
tratando de que no se notara que él también estuvo en trance.
Se puso al lado de Medias Negras, quien
lo miró, le guiñó un ojo y le sonrió de costado, luego ambos levantaron el
volumen de su voz para que despertaran todos los que estaban sentados en el
suelo de hierba verde de bosque. Se empezaron a escuchar los gritos de alegría
de los lobos acompañado de las siguientes afirmaciones:
-Me ha visitado el pequeño Deras
-Me ha visitado el robusto Sarex
-Me ha visitado la gran Piraria
-Me ha visitado mi padre Reanaz
-Me ha visitado el tuerto Graire
-Me ha visitado el peludo Watces
-Me ha visitado la blanca Teanisa
Los lobos seguían nombrando quien los
había visitado mientras Fédrez y Ronévi miraban despertar a los últimos que
faltaban despertar de los que estaban en el gran grupo.
El consejo de Alfas pasó todo lo que
quedaba de la noche compartiendo la sabiduría recibida de cada ancestro que
descendió y fue visto en el trance de cada uno, ninguno se enteró de la
experiencia de Patas Blancas.
Al otro día, todo fue un recuerdo de la
ceremonia precedida por los guardianes y la visita de los ancestros, luego de
eso, Fédrez cambió su actitud al saber que su madre lo vino a visitar, decidió
ser menos severo y más compasivo pues no tenía razón de ser un despiadado, él
era un guardián y un respetado Alfa, el más respetado de todos, incluso por los
sabios ancianos.
Fin